De la violencia y el silencio
Carmen* es una joven de 15 años, madre de Marlene* una linda niña de 1 año de edad, inquieta y juguetona. Carmen* tiene dos hermanos menores con quienes vivía en una familia integrada y asistían a una escuela en el área urbana de Jalapa, la economía familiar era buena, tenían una vida normal y con grandes expectativas para el futuro.
Dos años atrás el papá de Carmen* culpó a su esposa de ladrona, de mentirosa y muchas otras calumnias. Ellos tenían un negocio, y en ese entonces trabajaba con él un sobrino suyo de 35 años, quien lo influenció para hacerle creer todas esas cosas de su esposa. Luego de cierto tiempo la fue a demandar y le sacó una orden de alejamiento y restricción para que no se llevara a sus hijos. El juez falló en su contra y ella se tuvo que alejar, dejando al papá como único responsable de los hijos.
El negocio lo tenían en casa y él salía constantemente para atender asuntos del mismo, pero dejaba a su sobrino a cargo y en cuenta también de los hijos. Éste aprovechaba el momento en que se quedaba solo para sacar a los dos niños pequeños de la casa, para que jugaran en la calle y así quedarse a solas con la niña que ya tenía 13 años. Era el momento en que se aprovechaba de ella, la abusaba sexualmente, hasta dejarla embarazada. La niña no decía nada por temor a las amenazas que el abusador le hacía, hasta que no lo pudo ocultar.
El abusador fue denunciado y recientemente recibió una condena con 17 años de prisión, además fue encontrado culpable por la violación de sus propias dos hijas y por violencia a su esposa. El padre, por su parte, revocó la orden de restricción y dejó a la madre como tutora legal de sus hijos con quienes ahora vive y protege.
Una sociedad injusta
Según datos del Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva - OSAR, se registraron durante el 2014 en el departamento de Jalapa 146 casos de embarazos en niñas entre los 10 y 14 años, y hasta agosto de 2015 ya había superado el total del año anterior con 176 embarazos contabilizados en el mismo rango de edad. Y según datos del Colectivo Joven, en 2014 se registraron sólo en el municipio de Jalapa 150 casos de violencia sexual en niñas menores de 14 años y 3,010 casos entre las edades de 15 y 19. La mayoría de estos casos fueron atendidos en el Centro de Salud de San Yuyo, una población localizada en la montaña. Esta es una región muy pobre con altos índices de desnutrición y en donde predominan los embarazos en parejas de adolescentes.
En muchas regiones de Jalapa es normal la no denuncia en casos de violencia sexual, se esconde a las víctimas y nadie habla de ello, los centros de salud y autoridades se mantienen indiferentes, es el miedo lo que impera y generalmente se protege al agresor.
Una niña fue víctima de violencia sexual sin quedar embarazada, el padre hizo la denuncia pero como el abusador era una persona reconocida en la comunidad y con recursos económicos, se ignoró la violación. Algunas veces, el trato que dan la Fiscalía y el Ministerio Público, es abusivo y prepotente, regañan y deshumanizan a la víctima,provocando una revictimización. Aunque en menor cantidad, también se dan casos de abuso en varones, pero no se denuncian; en estos casos se les esconde y se omite el hecho de haber sido abusados por el machismo cultural que es muy fuerte, además las familias piensan que si se denuncia lo harían de menos y lo verían despectivamente.
El entusiasmo por querer hacer
Jimena tiene 12 años. Desde los 8 es voluntaria y participa activamente en el Colectivo, es parte del equipo que imparte charlas en las comunidades sobre la prevención del embarazo en niñas y adolescentes. “Me alarma la situación en donde vivo y en general en el país, porque se ve a una muchacha menor de edad embarazada como la culpable y se le trata con indiferencia, con expresiones como ahí va la niña embarazada, o ahí va la que se le tiró encima”, comenta Jimena. Es normal ver adolescentes embarazadas, sin embargo se les ve mal y hasta se les expulsa de los centros educativos. Sus amigas le piden consejos para salir adelante y tener mayor cercanía con sus padres, algunas de ellas son víctimas de violencia sexual.
María tiene un año de ser voluntaria en el Colectivo, se sintió motivada a unirse por el conocimiento legal y práctico que se les da a los jóvenes para que no caigan en consecuencias sin retorno. Pero en especial porque su hermana fue madre adolescente a los 15 años. Quedó bastante marcada al vivir esa experiencia tan de cerca; la hermana no recibió apoyo en su momento. Sus padres se casaron a los 15 años de edad y aunque fue una decisión voluntaria, se arrepienten de haberlo hecho tan jóvenes por las oportunidades que dejaron a un lado.
Junto con el Colectivo, María y Jimena apoyaron la campaña “Yo Decido” impulsada por Paz Joven y UNICEF con el fin de hacer incidencia, en especial en las autoridades. Piensan que la iniciativa “18 SÍ 14 NO” era algo necesario porque que las niñas necesitan ver que el futuro no es solamente ser madre, sino que también pueden ser profesionales y personas que beneficien a la comunidad. La información se socializó con grupos en reuniones cerradas, pero también de manera personal; se consiguieron firmas en diferentes actividades que se realizaron en lugares públicos para impulsar la aprobación de las reformas al Código Civil para aumentar la edad mínima de matrimonio hasta los 18 años, tanto para hombres como para mujeres.
Ambas se sienten gratificadas por ayudar a los jóvenes y mantener los espacios de expresión; sin embargo hacen ver que las mujeres generalmente se mantienen cohibidas por la cultura y les da miedo opinar, “por eso en grupos mixtos son los hombres quienes comentan desde su machismo, el cual se está tratando de erradicar”, concluye María.
Una razón por quien vivir
A Carmen* no le gusta hablar de lo sucedido y es natural, se le hace difícil, mira hacia abajo y toma las manitas de Marlene* mientras trata de seguir la conversación. Ella ahora vive por su hija, aunque dice que al principio se sentía mal, no la quería, al final le pidió perdón por lo que había dicho y desde ese momento sólo piensa en cuidarla para que sea feliz.
Colectivo Joven sigue el caso de Carmen* y le brinda acompañamiento legal, apoyo psicológico y todas las semanas llega a recibir clases de computación. Ahora Carmen* se dio cuenta que Marlene* es una buena razón por quien vivir, “ella no tiene la culpa de lo que pasó, por eso sólo quiero seguir estudiando para sacarla adelante”.
La alianza
Paz Joven y Colectivo Joven de Jalapa se conocieron en el marco de la incidencia política para la juventud. Trabajaron en conjunto para la prevención del embarazo en adolescentes y para la reforma al Código Civil con la campaña “18 SÍ 14 NO” y decidieron conformar una alianza y compartir voluntarios para dar a conocer e impulsar esta iniciativa.
Colectivo Joven es una asociación compuesta por voluntarios y profesionales que surgió para llenar un vacío en la atención de adolescentes víctimas de violencia y a quienes dan acompañamiento legal y apoyo psicosocial. El Colectivo funciona gracias al voluntariado y entre las actividades que realiza están las capacitaciones a grupos de jóvenes sobre derechos, auto cuidado, salud sexual y reproductiva, y prevención de la violencia, se hacen talleres de tipo lúdico para dar apoyo a las víctimas y cursos de música, arte y computación para su integración a la sociedad.
Paz Joven es una organización de jóvenes para jóvenes con presencia en 25 municipios de Guatemala, llamados capítulos municipales y a su vez tiene una alianza con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia - UNICEF desde 2010, con el objetivo de abrir espacios de análisis, investigación, sensibilización y generación de propuestas innovadoras sobre los problemas que afectan a la adolescencia y juventud en temas de educación integral en sexualidad, VIH, prevención de embarazos en adolescentes, incidencia política y participación.
*Nombres ficticios.